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El hachís ha formado parte de la cultura del cannabis durante siglos, y su presencia sigue siendo relevante en la actualidad por su intensidad, formato compacto y riqueza aromática. Se trata de una sustancia valorada tanto por consumidores tradicionales como por quienes buscan nuevas formas de disfrutar los efectos del cannabis con mayor concentración y matices más definidos. Su uso ha trascendido generaciones y fronteras, adaptándose a las preferencias y necesidades de cada época. Pero, ¿sabrías decir exactamente qué es el hachís?
En Del Verde Al Morao, grow shop con tienda online especializada en productos de cannabis, se puede encontrar una amplia variedad de accesorios y materiales pensados para quienes quieren disfrutar del hachís de forma segura, cómoda y eficiente. Desde grinders y prensas hasta bongs, vaporizadores y kits de extracción, esta tienda se ha convertido en un punto de referencia tanto para consumidores experimentados como para quienes se inician en el mundo del cannabis.
¿Qué es el hachís?
El hachís es una forma concentrada de cannabis que se elabora a partir de los tricomas o glándulas de resina que recubren las flores de la planta. Estos, contienen la mayor parte de los cannabinoides, como el THC y el CBD, responsables de los efectos psicoactivos y terapéuticos. Para obtener hachís, se separa esa resina mediante diferentes métodos (como el tamizado en seco o la extracción con hielo) y luego se prensa o compacta hasta formar una masa sólida. Su aspecto puede variar: desde bloques marrones o negros hasta polen dorado más suelto, dependiendo de la técnica usada y del tipo de planta.
Este concentrado es conocido por su alta potencia y por ofrecer una experiencia distinta a la de los cogollos secos, tanto en efectos como en sabor. El hachís puede fumarse, vaporizarse, ingerirse o usarse en extracciones más avanzadas.
Conoce su historia
La historia del hachís se remonta a miles de años atrás, con raíces profundas en las culturas de Asia y Oriente Medio. Se tienen registros de su uso en la antigua India, donde se elaboraba una forma de hachís conocida como charas, obtenida al frotar con las manos flores frescas de cannabis. Esta resina se empleaba con fines rituales, espirituales y medicinales, especialmente en prácticas asociadas al hinduismo y al sufismo. En Persia y en el mundo árabe, el hachís también tuvo una fuerte presencia desde al menos el siglo X, mencionado en textos médicos y religiosos. Durante la Edad Media, su consumo se extendió por todo el mundo islámico, en parte porque el alcohol estaba prohibido por motivos religiosos, lo que convirtió al hachís en una alternativa recreativa y mística.
El contacto de Europa con el hachís se dio principalmente a través de campañas militares y relaciones comerciales. En el siglo XIX, intelectuales y artistas franceses como Baudelaire y Gautier popularizaron su uso en círculos bohemios, fascinados por sus efectos. Mientras tanto, en regiones como Marruecos, Líbano o Afganistán, su producción se convirtió en parte esencial de la economía local. A lo largo del siglo XX, y pese a las prohibiciones legales que surgieron en muchos países, el hachís mantuvo su relevancia en el mercado negro europeo, especialmente el marroquí. Hoy, con el auge del cannabis legal en algunas regiones, el hachís vive una nueva etapa, combinando tradición artesanal con técnicas modernas de extracción y una creciente valoración por parte de consumidores exigentes.
Tipos de hachís
Existen varios tipos de hachís, que se diferencian principalmente por el método de extracción y el origen geográfico. Aunque todos parten de la misma materia prima: la resina de la planta de cannabis.
Hachís tradicional tamizado (seco)
Es uno de los métodos más antiguos y extendidos para elaborar hachís. Consiste en tamizar flores secas de cannabis a través de una malla muy fina para separar los tricomas, que caen en forma de polvo o polen. Ese polvo se prensa con calor o presión para formar bloques sólidos.
Este tipo de hachís es muy común en países como Marruecos, Líbano o Afganistán, y suele presentarse en forma de placas de color marrón claro, marrón oscuro o incluso casi negro, dependiendo de la pureza, el prensado y la planta de origen. El hachís marroquí, por ejemplo, suele tener una textura maleable y un aroma terroso; mientras que el afgano o libanés puede ser más denso, aceitoso y oscuro, con efectos más sedantes.
Es un hachís fácil de manejar, ideal para mezclar con tabaco o hierba seca, y sigue siendo el más común en muchos mercados tradicionales.
Charas
A diferencia del hachís seco, el charas se elabora con flores frescas de cannabis. La técnica consiste en frotar cogollos vivos entre las manos, recogiendo la resina que se va adhiriendo a la piel. Luego, esa resina pegajosa se enrolla en bolas o palitos compactos.
Este método artesanal se practica principalmente en India, Nepal y otras regiones del Himalaya, donde forma parte de la tradición cultural y espiritual. Es habitual en ceremonias religiosas y rituales, y es usado por sadhus (ascetas hindúes) que lo consumen en chillums (pipas de barro alargadas).
El charas suele tener una textura blanda y pegajosa, con un aroma muy aromático, especiado y profundo, ya que se conservan bien los terpenos. Sus efectos tienden a ser más equilibrados o incluso algo psicoactivos y alegres, en comparación con los hachís secos, que a veces resultan más físicos o relajantes.
Bubble Hash (Ice-o-lator)
El bubble hash es un hachís moderno que se elabora sin solventes, utilizando agua helada y bolsas de filtrado con distintos tamaños de malla (por ejemplo, 220, 160, 120, 90, 73, 45 micras). Este método separa los tricomas por frío y agitación: al introducir la materia vegetal en agua con hielo, los tricomas se desprenden y se filtran por gravedad.
El producto resultante es un polvo húmedo o pastoso, que se seca cuidadosamente y se puede prensar. Cuanto más fino sea el filtrado (por ejemplo, 73 micras), mayor será la pureza. El nombre bubble hash proviene de la característica burbuja que forma cuando se calienta una muestra de alta calidad.
El color varía del dorado claro al marrón claro, dependiendo de la limpieza del proceso. Este tipo de hachís suele tener una potencia muy elevada (más del 50% de THC en algunos casos) y un perfil de sabor muy fiel a la variedad original de cannabis. Es apto para fumar, vaporizar o incluso dabear si la pureza lo permite.
Rosin
El rosin es un concentrado de hachís cada vez más popular por su pureza y seguridad, ya que se obtiene sin usar disolventes. El proceso consiste en aplicar calor y presión sobre cogollos, kief (polen) o hachís seco, extrayendo así una resina espesa y pegajosa.
Se puede hacer en casa con una prensa de rosin (como las de la marca Qnubu) y papel antiadherente. La presión y temperatura se ajustan para obtener un extracto de calidad, con texturas que van desde líquidas y traslúcidas hasta cerosas o cremosas.
El rosin es muy valorado por conservar los terpenos y cannabinoides originales de la planta, ofreciendo un sabor intenso y efectos potentes. Puede alcanzar entre el 50 y el 80% de THC, dependiendo del material de partida. Es ideal para vaporizar o hacer dabbing, aunque también se puede mezclar con hierba para fumarlo.
BHO (Butane Hash Oil)
El BHO es un tipo de extracto de hachís que se obtiene usando butano como disolvente. El gas se hace pasar a través del material vegetal en un tubo sellado, disolviendo los cannabinoides y terpenos. Luego, se purga el butano aplicando calor y vacío hasta obtener una resina pura y segura.
Este tipo de hachís es extremadamente potente, con niveles de THC de hasta el 80-90%, y se presenta en varias consistencias:
- Shatter: duro y quebradizo, como vidrio.
- Wax o Budder: ceroso y maleable.
- Crumble: seco y arenoso.
- Oil: más líquido y pegajoso.
El BHO debe elaborarse con mucho cuidado debido al riesgo de explosión si no se purga correctamente. Por eso, se recomienda usar equipos adecuados y solo en condiciones seguras. Su consumo se hace sobre todo mediante dabbing, lo que ofrece un efecto inmediato y muy intenso.
¿Cómo se consume el hachís?
El hachís se puede consumir de varias formas, cada una con características y efectos distintos. La elección del método dependerá de la experiencia del usuario, del tipo de hachís y de las herramientas disponibles.
Fumado en porro o cigarro (liado)
Es la forma más popular, especialmente en Europa. El hachís se desmenuza en pequeñas migas aplicando calor (con mechero o frotándolo entre los dedos) y se mezcla con tabaco o cannabis seco. Esta mezcla se lía en papel de fumar, formando un porro.
- Ventajas: sencillo, tradicional, fácil de compartir.
- Inconvenientes: la combustión del tabaco genera sustancias nocivas, y no es ideal para quienes buscan una experiencia más saludable.
- Productos recomendables: papeles de liar, boquillas, bandejas de mezclado y grinders con recolector de polen disponibles en Del Verde al Morao.
En pipa o bong
Otra forma muy extendida es fumar hachís en una pipa o en un bong de agua, donde se coloca un trozo de hachís en la cazoleta y se enciende. En el caso del bong, el humo se enfría al pasar por el agua, lo que suaviza la calada.
- Ventajas: efecto más limpio, sin tabaco; sabor más puro.
- Inconvenientes: requiere más parafernalia y un consumo más puntual.
- Productos recomendables: pipas de vidrio o metal, bongs clásicos y bongs especiales para extractos, como el Bong BHO Antila.
Vaporización
Vaporizar hachís es una alternativa más saludable al fumar, ya que no hay combustión. Se puede hacer con vaporizadores de hierba seca compatibles con concentrados o con vaporizadores especiales para resinas. El hachís debe colocarse sobre una almohadilla o malla metálica para evitar que derrita y dañe el dispositivo.
- Ventajas: sin humo, más suave para los pulmones, resalta el sabor.
- Inconvenientes: requiere dispositivos compatibles y limpieza más frecuente.
- Productos recomendables: vaporizadores como el Mighty+, DaVinci IQ2, o Storz & Bickel Volcano, todos disponibles en la tienda.
Dabbing
El dabbing consiste en vapear concentrados muy potentes como rosin o BHO. Se calienta un clavo o banger (de cuarzo, vidrio o titanio) con un soplete, y se aplica una pequeña porción de hachís sobre esa superficie caliente, inhalando el vapor con una pipa especial llamada dab rig.
- Ventajas: efecto inmediato, sabor intenso, muy eficaz con extractos puros.
- Inconvenientes: requiere equipo específico y no es recomendable para principiantes.
- Productos recomendables: dab rigs, bongs con clavo, sopletes, y herramientas para manipular concentrados.
En cachimba (shisha)
Menos común, pero posible. Se mezcla hachís con tabaco melaza y se fuma en cachimba. El humo pasa por agua antes de inhalarse. En algunas regiones del norte de África y Medio Oriente, esta práctica es tradicional.
- Ventajas: consumo en grupo, más suave.
- Inconvenientes: menos eficiente; parte del THC se pierde en el agua.
- Productos recomendables: cachimbas de diferentes tamaños y estilos, disponibles en la tienda online.
En comestibles (ingerido)
El hachís puede cocinarse o infusionarse con grasas (mantequilla, aceite) para preparar comestibles o infusiones, como galletas, brownies o bebidas. Antes de cocinar, debe descarboxilarse (calentarlo a baja temperatura para activar el THC).
- Ventajas: efecto duradero e intenso, sin fumar.
- Inconvenientes: tarda más en hacer efecto (hasta 1-2 horas) y es difícil dosificar.
- Productos recomendables: básculas de precisión, moldes de cocina, aceite de coco, y utensilios de cocina relacionados.
El hachís es una forma ancestral y versátil de disfrutar del cannabis, con una riqueza cultural y una variedad de presentaciones que lo hacen único. Ya sea que prefieras los métodos tradicionales o las técnicas más modernas de consumo, contar con los accesorios adecuados marca la diferencia. En la tienda online de Del Verde Al Morao encontrarás todo lo necesario para aprovechar al máximo esta resina milenaria, siempre con calidad, asesoramiento y discreción.
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